UNA MAGIA MODESTA, Adolfo Bioy Casares

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ADOLFO BIOY CASARES, Una magia modesta, Tusquets, Barcelona, 1998, 168 páginas.

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RESCATE

   Dormía en la cama donde siempre había dormido con su mujer. Seguía ocupando el lado izquierdo del colchón, como si la mujer ocupara el derecho. La verdad es que, a pesar de estar muerta, de alguna manera todavía lo ocupaba, porque todas las noches, quizás en sueños, lloraba a su lado, lo acariciaba, le decía que era desdichada sin él y que lo esperaba ansiosamente.
   O si no, decía:
   —No olvides que tu mujer te espera. Abro los brazos para recibirte.
   Y también:
   —Morir no es horrible; lo horrible es estar separados. No tardes.
   Después de mucho tiempo llegó el día en que el viudo conoció en un club a una muchacha. Ésta lo acompañó a su casa y se quedó a vivir con él. La primera medida que tomó la muchacha fue cambiar el viejo colchón por uno nuevo. La muerta no persistió en sus visitas.

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