PENSAR, Vergílio Ferreira

0



VERGÍLIO FERREIRA, Pensar, Acantilado, Barcelona, 2006, 336 páginas.

**********


¿Cuánta gente te ha amado?  ¿A cuánta has amado? El afecto es la mejor forma de saber el tamaño de tu vida. Es decir, de saber hasta dónde has existido. ¿Hay cálculo para saber si ha valido la pena?
***
El noble arte de envejecer es el que no permite a los demás ni la risa ni la piedad. Por eso es una forma de que todavía nos sepan vivos. O el odio, que todavía lo es más. Porque la forma provisional de que nos crean muertos es la indiferencia. Y la definitiva, que estemos ya tranquilos en la horizontal. Es posible que entonces, para alejar el mal agüero, hasta llegue el respeto.  
***
La amistad como sentimiento sólo funciona en la juventud. Después es un recuerdo y una forma de estar ahí más o menos disponible. O de tener una cierta complicidad. O un formalismo, como dar pésames o enhorabuenas al margen de su destinatario.
***
El amor no se hace solamente con una mujer, sino con la persona que está allí dentro. Con una mujer ape­nas se folla. ¿Nunca te preguntaste por qué una prostitu­ta no llega a entusiasmarte? No es porque el amor sea ex­clusivista y el exclusivismo de la prostituta sea el de un coche eléctrico. Sino porque no te la da la persona que ella tiene, sino que se la guarda para el chulo que la mal­trata.
***
¿Por qué sigues viniendo, imagen vana de mi in­quietud? Te veo, te oigo. Frágil y leve como la leyenda. Fe hablo, no me oyes, con tu sonrisa breve y triste. ¿Quién te seguirá recordando? Y te suspendo la vida de un hilo de la memoria. Never more. Seguro que nadie te recordará, desde la distancia infinita de tu muerte joven. Y a pesar de todo, quizá fue bueno que te murie­ras entonces. Porque no son solamente los dioses los que desearon eso, sino quien quiera que te matara para hacer perdurar la aureola de tu juventud. Sólo en la me­moria el prodigio es eterno porque sólo es eterno lo im­posible. Quizá por eso fue bueno rescatar desde la in­mortalidad tu mortalidad. ¿Por qué sigues viniendo, imagen de mi desasosiego? No vuelvas más. Ya hay tan­to para ser desde la inquietud...
***
La envidia es un acto solitario. En grupo, ya es odio. Porque la envidia es un odio que no se atreve. La palabra latina invidia designa ambos aspectos. Los romanos eran unos tipos prácticos. Ahora bien: lo contrario del odio es el amor. Y de la envidia debe serlo la admiración. Pero la admiración puede ser una forma de alentar la envidia, un modo de recalcarla. Es decir, un sistema para pasarse al bando de quien se envidia y, al mismo tiempo, de benefi­ciarse de la admiración que se le tiene.

0 comentarios en "PENSAR, Vergílio Ferreira"